martes, 17 de diciembre de 2013

Leer Juntos

Como motivar a los niños a la lectura

La lectura es tan importante como para adultos y como para niños. Es la clave de la información, de la cultura, de la fantasía, etc. Es muy importante a la hora de estudiar y adquirir conocimientos para los niños, para ello es necesaria la colaboración de los padres para impulsar el proceso de aprendizaje.
La labor de los padres es primordial antes de que los niños aprendan a leer y para continuar, después. Aunque resulte impactante, se recomienda que los niños empiecen a mantener contacto con la lectura a partir del año, aproximadamente. Para ello, usamos cuentos con grandes  imágenes y poco texto. Los efectos de que los padres les ayuden en estos momentos son muy positivos para su desarrollo.
Los niños que a temprana edad mantienen contacto con la lectura aprenden a leer más deprisa y con mayor facilidad. No se debe a que hayan aprendido a leer antes con sus padres en casa. Lo importante no es que dominen la letra escrita sino que tengan deseo de hacerse con los tesoros que la lectura contiene. La lectura es una llave maestra que abre todo, por eso tienen que conocer que existen variedad en las lecturas, como por ejemplo: cuentos, historietas protagonizadas con personajes, poesías, ciencia, etc.
Hay muchas circunstancias que se pueden aprovechar para la lectura con los niños: en el coche,  camino de casa, en la sala de espera del médico donde un cuento puede hacer olvidar el miedo a la vacuna... pero el momento realmente importante para la lectura padre-hijo es sin duda, en la cama, cuando el niño se va a dormir.
El cuento de la noche merece tener un protocolo propio. Para empezar, necesita un tiempo exclusivo, dedicado sólo a disfrutar juntos de la lectura, sin interrupciones. Además, ambos, adulto y niño, tienen que sentirse cómodos: sentados o tumbados, siempre cerca para que contemplar las imágenes sin dificultad y para intercambiar ternura. ¿Qué leer? La elección puede hacerla el niño, aunque también es bueno que se le presente alguna propuesta. En la lectura, el adulto no solo presta su voz, sino que debe sacar el actor que lleva dentro para dar emoción y fuerza al relato. Y, siempre, leerlo de principio a fin. Con un niño de 4, 5 ó 6 años, no vale el "Continuará...": cuando entra en la historia, necesita saber cómo acaba para encontrar un sentido a lo leído. Si al final el niño quiere hacer algún comentario, hay que escuchar su reflexión sobre lo que acaba de escuchar. Pero el comentario debe ser espontáneo, no se puede forzar. No siempre hay algo que añadir al "Colorín colorado..."
En conclusión la lectura es una actividad grandiosa y permite enriquecer la relación adulto-niño, familiarizar al niño con el texto, ampliar y organizar el universo del niño, desarrollar las capacidades mentales del niño (memoria, lenguaje, imaginación…).




¿Os animáis a fomentar la lectura con vuestros hijos?

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