Como motivar a los niños a la lectura
La lectura es tan importante como para adultos y como para
niños. Es la clave de la información, de la cultura, de la fantasía, etc. Es muy
importante a la hora de estudiar y adquirir conocimientos para los niños, para
ello es necesaria la colaboración de los padres para impulsar el proceso de
aprendizaje.
La labor de los padres es primordial antes de que los niños
aprendan a leer y para continuar, después. Aunque resulte impactante, se
recomienda que los niños empiecen a mantener contacto con la lectura a partir
del año, aproximadamente. Para ello, usamos cuentos con grandes imágenes y poco texto. Los efectos de que los
padres les ayuden en estos momentos son muy positivos para su desarrollo.
Los niños que a temprana edad mantienen contacto con la
lectura aprenden a leer más deprisa y con mayor facilidad. No se debe a que
hayan aprendido a leer antes con sus padres en casa. Lo importante no es que
dominen la letra escrita sino que tengan deseo de hacerse con los tesoros que
la lectura contiene. La lectura es una llave maestra que abre todo, por eso
tienen que conocer que existen variedad en las lecturas, como por ejemplo:
cuentos, historietas protagonizadas con personajes, poesías, ciencia, etc.
Hay muchas circunstancias que se pueden aprovechar para la
lectura con los niños: en el coche, camino de casa, en la sala de espera del médico
donde un cuento puede hacer olvidar el miedo a la vacuna... pero el momento
realmente importante para la lectura padre-hijo es sin duda, en la cama, cuando
el niño se va a dormir.
El cuento de la noche merece tener un protocolo propio. Para
empezar, necesita un tiempo exclusivo, dedicado sólo a disfrutar juntos de la
lectura, sin interrupciones. Además, ambos, adulto y niño, tienen que sentirse
cómodos: sentados o tumbados, siempre cerca para que contemplar las imágenes
sin dificultad y para intercambiar ternura. ¿Qué leer? La elección puede
hacerla el niño, aunque también es bueno que se le presente alguna propuesta. En
la lectura, el adulto no solo presta su voz, sino que debe sacar el actor que
lleva dentro para dar emoción y fuerza al relato. Y, siempre, leerlo de
principio a fin. Con un niño de 4, 5 ó 6 años, no vale el
"Continuará...": cuando entra en la historia, necesita saber cómo
acaba para encontrar un sentido a lo leído. Si al final el niño quiere hacer
algún comentario, hay que escuchar su reflexión sobre lo que acaba de escuchar.
Pero el comentario debe ser espontáneo, no se puede forzar. No siempre hay algo
que añadir al "Colorín colorado..."
En conclusión la lectura es una actividad grandiosa y
permite enriquecer la relación adulto-niño, familiarizar al niño con el texto,
ampliar y organizar el universo del niño, desarrollar las capacidades mentales
del niño (memoria, lenguaje, imaginación…).
¿Os animáis a fomentar la lectura con vuestros hijos?
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