domingo, 16 de febrero de 2014

Trastornos de alimentacion en los niños

En la sociedad actual, cuando una persona esta delgada es un valor y ser obeso, un fracaso. Desde la infancia hay niños de entre 6 y 11 años que llegan a rechazar a sus compañeros obesos. En este contexto,
aparecen los trastornos de alimentación (anorexia, bulimia y obesidad), y conviene saber qué factores pueden predisponer a los niños a sufrirlos más adelante.
La anorexia se caracteriza por la necesidad de controlar el peso y por un miedo intenso a engordar y a perder el dominio de lo que se come, que lleva a la restricción paulatina de alimento. Se acompaña de un trastorno en la percepción de la imagen corporal. El control de la comida pasa a ser el eje en
torno al cual gira la vida.
La bulimia consiste en la ingestión incontrolada de grandes cantidades de alimento, seguida de vómitos provocados y de sentimientos de culpa y desprecio, unidos a la pérdida de control sobre la alimentación, una preocupación excesiva por la figura y miedo a engordar.
Existen características personales que protegen de los trastornos de la alimentación y que también se pueden aprender, como son la habilidad para entender y resolver problemas, la flexibilidad cognitiva, cierta aptitud para las relaciones interpersonales o la percepción positiva de la vida.
Asimismo es imprescindible para el equilibrio armónico de la persona aprender a comer correctamente en la infancia. Los hábitos que se adquieren de pequeño difícilmente se cambian después.
Pero también existen factores personales que pueden predisponer a los trastornos de la alimentación. Por ejemplo:

1.- Rasgos del temperamento. El perfeccionismo, la rigidez y la intolerancia a los errores son característicos de la anorexia nerviosa y de la bulimia. La ansiedad por la separación de los padres durante la pubertad también se relaciona con la preocupación excesiva por la comida. La timidez y la inhibición ante las relaciones sociales y personales y la necesidad de autocontrol son
características de la anorexia nerviosa. Las dificultades de control y organización, la impulsividad, la actividad y la inmadurez afectiva son típicas de la bulimia.
2.- La negativa a comer, así como las conductas fóbicas frente a algunos alimentos o el rechazo de
nuevos sabores.
3.- Los problemas emocionales durante la infancia.
4.- Las actitudes familiares y sociales frente al peso y la imagen corporal, que influyen en el proceso de elaboración de la imagen corporal de los niños.
5.- Los estilos educativos de la familia. El control y la organización excesivos forman parte del medio familiar de muchos pacientes anoréxicos, mientras que el descontrol y el ambiente cargado de críticas son típicos de la bulimia.

La actitud frente a la comida y los hábitos de alimentación dependen de factores genéticos y educativos. Los trastornos de la alimentación afectan más a determinadas familias, dado que los modos de comer y la relación la comida se aprenden. La madre transmite al hijo el concepto de alimentos “buenos” y “malos”, de “buen” y “mal” sabor, el momento de comer y las cantidades razonables. Es frecuente que comer se convierta en un modo de compensación de las frustraciones y adquiera un contenido emocional en la vida de la persona. La manera de comer es, para el niño, un modo de relacionarse con la madre. Comer, conocer y querer van muy unidos.

Pautas para enseñar a los niños buenos hábitos de alimentación:
-No utilizar la comida como premio o castigo.
-No convertir el momento de la comida en un momento de conflicto.
-Distribuir el aporte calórico en 5 comidas para evitar los atracones y la obesidad.
-Enseñar al niño a comer de todo y en cantidades razonables

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