miércoles, 8 de noviembre de 2017

¿Porqué hay que repetirles todos los días lo mismo a los niños?

El encargado de responder a todas estas preguntas y de hacernos eficaces a la hora de llevar a cabo la respuesta, es nuestro “cerebro” y en concreto LAS FUNCIONES EJECUTIVAS.



Las funciones ejecutivas son cruciales para el buen desarrollo del niño, así como para una adecuada adaptación personal, escolar, social y familiar del mismo. Cuando estas funciones cerebrales no realizan correctamente su función en los niños y no se activan en el momento de planificar, organizar, revisar y evaluar la conducta para conseguir una meta o un objetivo, observamos que les tenemos que repetir siempre lo mismo, pierden las cosas, se ponen a jugar en lugar de hacer los deberes, antes de salir de casa se acuerdan que tienen que llevar una cartulina azul, etc.

Los déficit es las funciones ejecutivas producen en los niños una inadecuada inhibición de la conducta que se refleja en sus respuestas impulsivas que producen errores en su conducta y se traducen en un mal rendimiento académico, desobediencia, disputas sociales, etc.
Por otro lado también son las encargadas de organizar, establecer prioridades, activarse para las tareas y gestionar el tiempo, de ahí que en ocasiones  aunque saben que tienen que hacer determinadas tareas no encuentran el momento de hacerlas, dejan las cosas para mañana y tienen dificultades para planificar y regular el orden de las actividades según su importancia. Los problemas derivados de su dificultad para el manejo de la frustración y regulación de las emociones se observa en sus reacciones desproporcionadas ante la frustración y dificultades para controlar las expresiones de ira, tristeza y desaliento, sobre todo ante el fracaso o la crítica.

Tenemos que actuar desde que son pequeños evitando dar la sensación de que todo vale. Debemos marcar normas desde el principio siendo una de ellas la de obedecer. Algunos consejos:
1. Ser un ejemplo, un modelo a la hora de hacer las tareas. Por ejemplo: guardar juntos los juguetes hasta que puede hacerlo solo.
2. Felicitar, abrazar, besar, reconocerle cuando hace las cosas bien.
3. Las cosas hay que decírselas con contacto, es decir, mirándole a los ojos. Si se hace desde la distancia no funciona.
4. Ni gritar, ni amenazar ya que podemos lograr el efecto contrario.
5. La paciencia es importante. Hemos de saber que no obedecerá a la primera.

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